El día en que deje de bastarme una hora para enamorarme, el día en que no recambie mi amor platónico para luego empezar el ciclo de enamoramiento nuevamente con los mismos de siempre, el día en el que un mínimo gesto no me ponga el mundo de cabeza, como usualmente lo haría, será el día en que el mundo se acabe; será un día en el que no seré yo. No se si eso lo transformaría en un sueño, o si todo lo anterior que creía y vivía de manera cierta, era el sueño... el sueño del que me desperté.
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